Porque hay futuro, pese a todo

Merece la pena creer en él. Con su pasado, su presente y ese futuro que ya lo envuelve. Aunque lo descalifiquen, lo humillen, lo traicionen. Merece la pena.

jueves, 21 de octubre de 2010

Química entre químicos

¿Ejemplo evidente de filtración periodística? ¿Manifestación de cómo debe trabajar un periodista? ¿Lección de estrategia comunicativa por parte del PSOE? Lo cierto es que el debate sobre la remodelación del Gobierno de Zapatero, más allá de la significación y consecuencias políticas, tiene otras lecturas. Una de ellas, la de la comunicación, el periodismo y los favores.
Porque independientemente de que El País marcara ayer los ritmos del resto de medios con una estrategia empresarial excelente al salir con la noticia de los posibles cambios en el ejecutivo desde su edición digital, y a primera hora; porque se le atribuya este scoop más a la pericia (hay quien lo entiende como malicia) de Pérez Rubalcaba; o porque en el fondo se trataba de una acción comunicativa diseñada y planificada (lo cual sería un excelente ejemplo para llevar a las escuelas de Comunicación) con un objetivo político y estratégico más trascendente de las teorías de que refuerza el papel político del Gobierno y que los nuevos ministros transmitirán mejor los mensajes; más allá de todo eso, queda un pregunta a la que no le he encontrado respuesta: qué obtendrá El País, y por extensión PRISA, y qué el filtrador, eso que ha denominado el "comando Rubalcaba".
En los pasillos de la facultad, un profesor, compañero del Área de Periodismo, atinó al diagnosticar: "Hay química entre químicos". ¿Tendrá aplicación en la política y en la comunicación la línea de investigación que desarrolló Rubalcaba sobre los mecanismos de reacción?
Si algo quedó claro ayer, es que el síndrome Pisonero fue el protagonista secundario, pero relevante, entre los periodistas hasta que Zapatero salió en rueda de prensa.

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